Page 24 - Aspectos prácticos para la prevención del burnout y minimización de los efectos del estrés
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Habilidades sociales: Las anteriores características ayudan a que la persona con
                      inteligencia emocional sepa gestionar correctamente sus habilidades sociales para
                      tener contacto con todo tipo de personas y generar confianza.


                      Automotivación: Una persona inteligente emocionalmente no necesita
                      que la reconozcan o que la premien cuando logra algo, porque es capaz de
                      automotivarse, de buscar en su interior las razones para seguir adelante en su
                      vida.
         Aspectos prácticos para la prevención del burnout y minimización de los efectos del estrés


               Con el paso de los años aprendemos a gestionar nuestras emociones y a no
               comportarnos como niños con rabietas y enfados, sin embargo, podemos mejorar
               nuestras habilidades innatas para controlar las emociones negativas como el enfado o el
               odio y transformarlas en emociones positivas que nos hagan sentirnos más satisfechos
               con nosotros mismos. La persona que tiene la capacidad de aprender y de utilizar las
               habilidades que hemos visto, desarrollará su inteligencia emocional y podrá convertirse
               en un verdadero líder. Un líder que utiliza la inteligencia emocional logra sacar lo
               mejor de cada persona, trabaja codo con codo con su equipo, motiva a todos, reconoce
               los logros y no se desenfoca cuando aparecen desafíos o cambios, sino que aprende
               siempre.




               Toma de decisiones bajo la inteligencia emocional

               Decidir no es más que escoger entre un número de opciones y aunque no nos guste
               aceptarlo, en última instancia todas las decisiones se toman emocionalmente. “Las
               personas deciden por lo que sienten, sienten por lo que piensan y piensan por lo que
               perciben”. La información y el razonamiento lógico nos colocan en mejor situación para
               ejercer nuestras emociones. Por lo tanto, podemos identificar la base emocional de
               nuestra decisión. No hay inteligencia sin motivación, y no hay motivación sin emoción.


               Todas nuestras decisiones están permeadas por las emociones. Cuando tenemos que
               decidir una cosa, escoger entre diferentes opciones, esas alternativas se presentan a
               nuestra consciencia como imágenes mentales. Esas imágenes no son solo información
               para que procese nuestra razón, sino que están siempre acompañadas de emoción.
               Nuestros recuerdos y pensamientos están etiquetados con el miedo, la alegría, la
               tristeza, la repugnancia, etc. que sentimos en aquel momento o que imaginamos que
               sentiríamos si lo hiciéramos. Además de resultar intuitivamente razonable, hay modelos
               experimentales de comportamiento que apuntan en la misma dirección.










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